Pretender perpetuarnos en el ámbito profesional con las herramientas que nos han dado resultado por años, es una insensatez, y peor aún en estos tiempos en que el mundo es cada vez más dinámico. Aunque tiene su lógica, parodiando la frase de origen deportivo “equipo ganador no se cambia” se entiende, pero no se comparte, la resistencia de aquellos que no quieren incurrir en riesgos y permanecen estáticos en sus métodos de trabajo.
UN POCO DEL PASADO Y EL PRESENTE
El diseño de la arquitectura a lo largo de toda su historia se ha visto afectado por la imposibilidad de crear mecanismos, tecnologías o prototipos que puedan anticipar de manera efectiva los fenómenos que se darán en nuestros proyectos una vez sean construidos. Las maquetas (sin importar, el cómo y de que estén hechas) han sido hasta ahora una de las formas, si no la única, que el arquitecto ha tenido a su alcance para tratar de validar lo que pretende con su diseño. Utilizadas por siglos, algunas entusiasman con su belleza, pero definitivamente nunca logran recrear la atmosfera que en definitiva tendrá el proyecto, he aquí la magia del arquitecto que logra con muy poco de experimentación proyectos significativos.
Afortunadamente hoy contamos con nuevas herramientas digitales que ponen a nuestro alcance nuevas posibilidades que nos permiten tener una cantidad de información nunca antes vista. No solo se trata de cantidad, sino de calidad, confiabilidad y velocidad. Es así como las maquetas digitales, o mejor dicho los prototipos digitales del proyecto, se abren paso para apoyarnos en nuestro quehacer permitiendo entender claramente los espacios, dándonos una mayor aproximación a la atmosfera del proyecto, y adicionalmente gracias a la velocidad en la ejecución de tareas tenemos más tiempo para plantear un mayor número de alternativas de diseño, lo que finalmente se traduce en la posibilidad de un mejor proyecto.
La aparición de AutoCAD en 1982, causo un gran revuelo, nada fue lo mismo en el mundo del diseño, particularmente en la industria de la construcción, que consiente del enorme potencial de AutoCAD, prácticamente obligo a todos sus colaboradores a producir su trabajo mediante esta herramienta. Pero no fue fácil.
Habiendo sido testigo de primera mano de esta época puedo referirme en primera persona y recordar algunos momentos:
“Si el arquitecto pierde el contacto con el papel y deja de ser consciente de cada trazo de su diseño el proyecto también se pierde”, “La tecnología en el diseño de la arquitectura solo aporta velocidad más no espacialidad”, “hay cosas que nunca van a cambiar”, “usted ya no trabaja no?, se la pasa jugando en ese computador”.
¿Entonces cuál es la necesidad de evolucionar, de adoptar nuevas tecnologías? Pues quizas la principal razón radica en que los proyectos de antes no tenían el nivel de exigencia que tienen los proyectos contemporáneos en todos los aspectos. Antes existía un mayor grado de incertidumbre sobre el resultado final, cosa que era comúnmente aceptada. Y no solo sobre el resultado arquitectónico finalmente construido, sino también sobre su costo. Quien que haya construido no ha escuchado frases similares a esta “lo que se presupueste como valor de construcción, la realidad lo multiplica por dos.” Cierto o no en todos los casos, el mundo contemporáneo tiene mayores exigencias en el aprovechamiento de recursos, no solo desde lo financiero sino también desde lo ecológico, cada vez en más países el factor que determina el tamaño de las edificaciones es un factor energético y de sostenibilidad.
UN LLAMADO A LOS ARQUITECTOS.
A recuperar nuestro liderazgo en los proyectos, a defender nuestros diseños con argumentos sólidos en todos los frentes; el económico, el técnico, el social y por supuesto el más importante de todos desde la Arquitectura, pues la arquitectura no es indiferente a las realidades sociales y económicas.
Sin embargo esto no lo podemos hacer sin demostrar que nuestros proyectos contienen todos los elementos vitales para la industria de la construcción de hoy en día y para hacerlo tenemos que hacer uso de todas las herramientas disponibles.
Perder el miedo al cambio implica salir de nuestra zona de confort profesional, recuperar la curiosidad, expandir nuestra mente a nuevas tecnologías sin perder nuestra identidad como arquitectos.
Perder el miedo a lo desconocido, la falta de certeza absoluta sobre los resultados esperados siempre será un argumento que nos detiene frente a nuevas posibilidades, ¿porque no utilizar ese miedo, esa sensación de inseguridad para agudizar nuestros sentidos y esforzarnos en búsqueda de nuevas posibilidades?
La mejor forma de perder el miedo al cambio es mediante el conocimiento de las nuevas tecnologías disponibles, que más que una amenaza, son aliadas de nuestro proyecto y se adaptan a nuestra manera única de proyectar.
Desde el año 2006 soy usuario de Revit, desde el primer contacto con este software comprendí el enorme potencial que posee y todo lo que puede aportar a la arquitectura. Es un software paramétrico, que permite crear con total libertad todo tipo de formas trabajando en forma bidireccional entre 2D y 3D, al tiempo que podemos elaborar los documentos de obra con gran riqueza de información y ajustado a nuestra estética.
Acerca de nuestro especialista IAC Juan Diego Pareja Vélez
Es Arquitecto de la Universidad Pontificia Bolivariana y Diseñador Industrial con experiencia en procesos constructivos, conceptualización, diseño y desarrollo de proyectos arquitectónicos. De igual forma tiene vasta experiencia en el Diseño y desarrollo de productos y maquinaria para la industria de alimentos mediante Inventor Profesional.
Actualmente se desempeña como arquitecto consultor en implementaciones BIM y como instructor certificado de Revit Architectural y Revit MEP.